Nivel dos. La Guarida de las Bestias.

El pequeño agujero del primer piso consiguió hacer de entrada al segundo infierno a Kisuke, quien lucía ya preparado para cualquier tipo de combate a disputar en aquella "mazmorra" carcelaria.

Justo al golpear el suelo con sus pies, dió un pequeño salto al aire, consiguiendo amortiguar el golpe, así como también dirigió su diestra hacia su bolsillo derecho, sacando de él un paquete de cigarrillos. Dirigió uno de estos a su boca y lo encendió. Posteriormente resguardó sus dos manos en los bolsillos de su traje.

Caminaba sin rumbo concreto alguno. Lo único que sabía sobre aquel nivel, es que para continuar debia derrotar a dos "poderosos" guardianes. No lo consideraba un problema, conocía su fuerza y su poder. Dos guardianes más de aquella triste prision no serían problema alguno más.

Mientras caminaba podía observar como en la sombra, varios animales atendían todos y cada uno de sus movimientos. Aquella situación era en verdad precaria, debía conseguir superar aquel obstáculo. Ahora ya sabía el por qué del nombre de aquella mazmorra, la guarida de las bestias.

Preparó uno de sus diales, gas, expulsando la sustáncia que este contenía en su interior, mientras hacía chasquear todos y cada uno de los huesos de su cuello, moviéndolo horizontalmente y seguidamente en circulos. Una de sus manos sostenía el dial gas, mientras que la otra continuaba en su bolsillo.

Sin mediar sonido alguno de alerta, una de las enormes bestias que custodiaban el nivel se avalanzó sobre Kisuke. Este respondió simplemente interponiendo su pierna derecha sobre la mandíbula de esta y su cuerpo, frenando su envite con un suave y fluido movimiento. Con su zurda, efectuó un pequeño salto, girando su cuerpo unos ciento ochenta grados y azotando el rostro del canino gigante mediante su rodilla. El movimiento fue culminado con una última patada, descendente, haciendo que el animal golpeara violentamente el suelo y quedara fuera de combate.

Las bestias de la zona se avalanzaron a la vez contra Kisuke, quien se encontraba sonriendo, completamente parado. Ya que, metros antes de que alcanzaran su posición, activó los dos Diales jet de sus zapatos, elevándose en el aire y efectuando un increíble salto gracias a ellos.

Su Dial de gas ya había esparcido la cantidad suficiente, así que extendió su brazo derecho golpeando su hombro con el izquierdo. Aquello activó uno de los diales de su diestro, el de fuego, el cual excrotó una inmensa llamarada de fuego que prendió con el gas, creando una inmensa explosión bajo la posición de Kisuke, en el aire.

Todas las bestias fueron aniquiladas gracias al movimiento.

Posteriormente, desactivó los propulsores Dial de sus zapatos y cayó al suelo, completamente infestado de los cadáveres de las bestias. Cazadores cazados por su presa, irónico.

cadaver tras cadaver lo unico que se vei por aqui y entre medio de ellos un hombre el cual no habia visto creo que no era alguien de la marina pero no estaba seguro si aspecto era imponente.

quien eres? debes ser algo importante para que el almirante me mandara hasta aca.

portgas tenia la pinta de un pirata dado el tiempo que vivio con ellos pero siempre encontro que el no pertenecia a ellos aunque no podia dejar de tener algunas cosas similares, su aspecto era de mucha tranquilidad y siempre parecia que no planiaba mucho las cosas.

El Shichibukai simplemente siguió caminando, ignorando a todo animal o bestia, e incluso guardia que se encontraba resguardado en aquel nivel. No buscaba ninguna batalla, él simplemente sacaría de aquella prisión subterránea a sus dos compañeros, Theros y Galen, quienes se encontraban dos pisos debajo suyo.

En medio de su caminata hacia la búsqueda de los dos enemigos a batir para continuar su hazaña, un misterioso personaje se unió al juego. Era alguien de apariencia dejada, algo pirata, aunque desde luego, sus maneras no eran las de uno de estos.

-Buenos días mi querido Marine. Mi nombre es Kisuke Kruhl, y soy uno de los Shichibukai al servicio del glorioso gobierno- Comentó mientras se acercaba hacia Portgas, colocando su mano sobre su hombro y dandole palmaditas.

-Y tú, ahora, estás acabado- Añadió colocando su palma de la mano sobre su torso, aplicando en él un dial de impacto y golpeandolo violentamente.

Sin esperar otro movimiento, Kisuke encendió un cigarrillo, colocandolo entre sus dos labios y excrutando el humo que surgía del pequeño utensilio cargado de nicotina.

OFF. Yami Yami No Mi. Interesante Akuma No Mi, ¿cierto? Y es que te he tocado un número de dos veces, anulando todos los poderes de tu Akuma No Mi por completo. Esto quiere decir que recibes el dial de impacto en tu barriga, imposibilitandote la opción de convertir tu cuerpo en fuego. El golpe ha sido duro, pero aquí llega al final. Bye bye.

El sub-almirante había sido brutalmente golpeado en su estómago, perdiendo así muchas de las fuerzas que poseía, así como también su Akuma No Mi, ahora anulada, había creado en él un profundo estado de pesar.

-No tengo tiempo que perder con inútiles de tu calibre- Comentó mientras agarraba con su mano derecha la cabeza de Portgas, invocando en ella un agujero negro, el cual absorbió por completo el cuerpo del Marine. Había fallecido.

Galen, sin inmutarse lo más mínimo, continuó caminando en busca de aquellos dos guardianes. El sub-almirante había sido toda una decepción, no había causado el más mínimo problema ni combate al Shichibukai, quien se encontraba relajado.

Justo después de haber finalizado imprudentemente la vida del sub-almirante enviado para detener su avance, Kisuke se hartó ya de buscar a los dos enemigos que abrirían la puerta al siguiente nivel, la cual ya había localizado hacía minutos.

Un aura oscura comenzó a rodear por completo su cuerpo, esparciéndose por la zona mientras las bestias huían de ellas. El peligro y la muerte eran inminentes ahora en aquel sitio. Todos los prisioneros que habían advertido aquel movimiento se encontraban sobre paredes, o incluso árboles, con la intención de sobrevivir al envite.

Una vez todo fue inundado de oscuridad, Kisuke absorbió por completo la zona, incluyendo cualquier prisionero y bestia así como también vegetación y edificaciones. Tras unos segundos de caminata hacia la puerta conteniendo el inmenso vacío, expulsó absolutamente todos los elementos absorbidos por este. Todo inherte, sin vida, vacío ya de cualquier sensación o emoción. El poder de la Yami Yami No Mi era devastador.

Abrió la puerta sin más, descendiendo al siguiente nivel, donde sus dos compañeros le esperaban ya.